El universo literario de Horacio Quiroga tiene su origen, sobre todo, en una mirada insobornable que indaga los bordes de la experiencia cotidiana y, al hacerlo, descubre otros mundos posibles.
Estos relatos, que le arrancan al sufrimiento su mejor y más terrible poesía, transcurren en un territorio inexorable, donde se cae fatalmente en las redes de la predestinación, las enfermedades hereditarias y las miserias sociales, y también se iluminan aspectos terribles y oscuros de la vida, que sólo adquieren sentido si se los entiende desde la locura, el amor o la muerte.
En un inicio, me lo habían propuesto para leer en el colegio y, debido a esto, yo no tenía muchas esperanzas de que fuera bueno. Sin embargo, me sorprendió mucho. Principalmente, por la manera de escribir de Quiroga. Puesto que es una narración considerablemente extraña, poética espeluznante e incluso siniestra. Además, el autor hizo una gran crítica a la sociedad burguesa de principios del siglo XX a lo largo de estas historias cortas. La violencia, la crueldad y personajes atrapados en situaciones apremiantes sin ningún tipo de salida son características que se dan, en mayor o en menor medida, en cada uno de los relatos.
~"...La fatalidad es un espectro silencioso. Y se alimenta de nuestros terrores..." y ahí le escribís todo lo que quieras"
El libro consiste en 6 relatos con una serie de historias más aterradoras y escalofriantes que la anterior. Generalmente, debido a que el autor es de origen uruguayo, los relatos transcurren allí o incluso en el noreste de Argentina (específicamente en la provincia de misiones).
Cabe recordar que el autor, H. Quiroga sufrió varias desdichas a lo largo de su vida. Por ejemplo que, su padre murió accidentalmente cuando él tenía apenas tres meses. En el año 1901 mató accidentalmente al escritor Germán Papini Zas, gracias a esto, quedó detenido pero luego fue liberado y decidió abandonar Uruguay para pasar a la Argentina. Posteriormente se casó con una de sus alumnas con la cual tuvo dos hijos, Eglé y Darío Quiroga.
Lamentablemente, unos años más tarde su esposa, Ana María Cires, se suicidó luego de una pelea violenta con el escritor.
Más adelante decidió volver a apostar por el amor y se casó dos veces.
Aunque su última esposa, María Elena Bravo, y su hija lo abandonaron dejándolo solo y enfermo (porque el contaba con cáncer de próstata) en la selva misionera.
Finalmente Quiroga, en el año 1937, pidió permiso para salir del hospital y bebió un vaso de cianuro que lo mató pocos minutos después.
Toda estas situaciones las podemos notar fuertemente reflejadas en el libro.
En conclusión, si deseas leer una serie de historias estremecedoras, muy al estilo Stephen King, no te podes perder este libro.
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5/5 |
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